Durante años, los habitantes de Regumiel de la Sierra, caminaron sobre una roca situada al final del pueblo, sin que nada de la misma les resultase peculiar. No fue hasta Septiembre de 1986, que un aficionado a la Paleontología, dio la voz de aviso sobre lo que esa roca mostraba de forma indeleble: varios rastros de  Dinosaurios. Más tarde aparecieron otras huellas en las proximidades. No sería de extrañar el descubrimiento de nuevos afloramientos en los alrededores.

           Tras la visita al yacimiento, el Colectivo Arqueológico Salense comenzó un estudio de las huellas. Desgraciadamente, el afloramiento es objeto de agresiones humanas (basura, arrastre de troncos sobre la roca, paso de motocicletas, etc.), que se unen a la erosión de los diversos agentes geológicos. La elaboración de un plan de protección del yacimiento, se hace absolutamente necesario considerando el interés que tiene para la Ciencia y el público.


Formación de las Icnitas

        Se necesita que ocurran varias condiciones para la formación y conservación de las icnitas. Si estas condiciones no se cumplen, no llegarán a encontrarse nunca.

        Para la formación de huellas nítidas, el animal debería pisar lentamente sobre sedimentos blandos, de grano fino, y algo consistentes. Este tipo de sedimentos pueden aparecer en márgenes de ríos y lagos, en playas y marismas de aguas someras, u otros lugares. La huella debería conservarse intacta durante algún tiempo. Si el sedimento es de grano grueso, no quedan retenidos los detalles del pie. Si es muy húmedo, los huecos más profundos se rellenan de agua, distorsionando la forma de la impresión. Si el sedimento está muy seco, no se conserva la huella.

        En cuanto a la conservación de la huella, se necesita que el hueco producido se rellene lentamente por un sedimento fino y consistente. Se dan buenas condiciones de conservación de huellas en zonas que se inundaron por lluvias o crecidas de ríos, en las que, al retroceder las aguas, queda expuesta al aire una capa de sedimentos húmedos, recientes y de grano fino. Las huellas realizadas en los barros húmedos, solidifican cuando seca el sedimento, y son enterrados bajo una capa posterior de sedimentos. Si el sedimento posterior, tiene un grosor y cohesión mayores que el primero donde pisó el animal, la erosión puede hacer desaparecer la primera capa, menos consistente y lo que encontraríamos sería el relleno o molde en vez de la huella original.
 
 


 

        Hay otros factores que posibilitan la buena identificación de una huella. Por ejemplo, el tamaño del animal; los animales grandes se desplazan bastante en busca de agua y alimento, dejando huellas profundas. Todo lo contrario suele ocurrir con los animales pequeños.

        Siguiendo el proceso de formación de las icnitas, reiniciamos la descripción en el momento en el que la capa de barro donde pisó el animal, queda enterrada bajo nuevos sedimentos. Con el paso del tiempo, la capa de barro citada, yace bajo posteriores capas sedimentarias que, con su peso, provocan la compactación de los sedimentos inferiores; se produce la “litificación”, o transformación en roca. Así, las arenas se trasforman en roca arenisca, el barro en arcilla, etc.

        Las capas sedimentarias pueden “doblarse”, plegarse, formando montañas. Posteriormente, la erosión del agua, viento, o la acción humana, va desgastando las capas sedimentarias, dejando al descubierto las antiguas huellas, que se conservan “grabadas” en la roca.

        El estudio de las icnitas, nos permite averiguar qué animales vivieron en el planeta. La antigüedad de las huellas de Regumiel es de 135 millones de años. Además, las huellas de pisadas o “icnitas” de los Dinosaurios, permiten conocer datos sobre sus hábitos de caza, comportamiento, modo de locomoción, tamaño, velocidad con que marchaban los autores de las huellas que hoy encontramos en la roca, etc.


ICNITAS DE DINOSAURIOS EN REGUMIEL DE LA SIERRA

        Existen numerosos estudios de la región formada por la Sierra de Cameros y el Macizo de la Demanda, situados entre las provincias de Burgos, Soria y La Rioja.

        Desde el trabajo de Palacios y Sánchez Lozano (1885), sobre el Weald (Cretácico Inferior) de Soria y La Rioja, aparecieron numerosas publicaciones, de las que destacan las debidas a Beuther y Tischer (1966), en las que se subdividía el Weald en 5 gurpos: Tera, Oncala, Urbión, Enciso y Oliván.

SITUACIÓN Y ASPECTOS GEOLÓGICOS DEL YACIMIENTO:

        El afloramiento icnológico aparece a la salida de la población de Regumiel de la Sierra, situada en el extremo sureste de la provincia de Burgos. Al pueblo puede accederse por la carretera local de Salas de los Infantes a Duruelo de la Sierra, desviándose a la izquierda en el Km. 31.

        La zona pertenece a la Sierra de Cameros, sector occidental, y está situada al sur de la Sierra de la Demanda. El conjunto de Cameros, de edad mesozoica, se rodea por depósitos del Terciario, asomando, hacia el NO, los terrenos paleozoicos de la Sierra de la Demanda. Estas dos unidades forman un conjunto alargado que se extiende hacia el SE, mirando al resto del Sistema Ibérico.

        Los estratos de Regumiel poseen buzamiento hacia el SO. Hay un claro predominio de areniscas, flanqueadas por arcillas.

DATACIÓN

        La Sierra de Cameros ha sido objeto de estudio de numerosos geólogos a lo largo de varios años. Hay, sin embargo una constante revisión y propuestas de reclasificación, de la datación de las capas que constituyen las 5 grandes formaciones del Weald de Cameros, en base a criterios estratigráficos.

        Desde la ya clásica división del Weald en 5 formaciones, debidas a Beuther y Tischer (’66), se ha llegado a la actual consideración de que las formaciones del Weald de Cameros, no comienzan en el Cretácico Inferior, sino en el Jurásico Superior, probablemente en el Kimmeridgiense.

        El I.G.M.E. no ha editado, hasta esta fecha, la hoja geológica escala 1:50.000, correspondiente a Quintanar de la Sierra, en la que se situaría Regumiel. Por ello sólo es posible utilizar la hoja de Soria, escala 1:200.000. Este tipo de cartografía peca de generalización, por lo que las dataciones propuestas suelen ser cuestionadas. En dicha Hoja-nº 31, Soria-, los terrenos de Regumiel son datados en el Jurásico Superior.
 

AFLORAMIENTO ICNOLÓGICO

        Cuando existan rastros definidos, en los que al menos haya 2 icnitas, o bien varias huellas bien conservadas y que su estudio tenga un interés específico, podemos hablar de “afloramiento icnológico”.

        Denominamos “rastro icnológico” al conjunto de sucesivas huellas de pisadas de un animal, que sigue un itinerario definido. En el caso de animales bípedos, son necesarias 3 icnitas sucesivas y alineadas.

        En el afloramiento de Regumiel, aparecen hasta el momento, 9 rastros bien definidos y 4 icnitas aisladas. En total, son 45 las icnitas estudiadas.

        Distinguimos 2 afloramientos, separados entre sí unos 50 mts. El primero, situado junto al pueblo y denominado ZONA-A, contiene los siguientes rastros: 1) 4 icnitas; 2) 5 icnitas; 3) 3 icnitas; 4) 4 icnitas; 5) 5 icnitas; 6) 5 icnitas; 7) 3 icnitas; 8) 3 icnitas.
        En el segundo afloramiento o ZONA-B, situado al Norte del anterior, sólo encontramos un rastro de 9 icnitas.


        Todos los rastros corresponden a animales bípedos y tridáctictilos, siendo las icnitas epirrelieves cóncavos (forman cavidades en el techo del estrato). Su estado de conservación es preocupante, pues sufren una fuerte presión humana, así como procesos de disgregación y lavado de la roca. A ello contribuye las condiciones climáticas locales, con abundantes precipitaciones y heladas.

 

ASPECTOS PALEOAMBIENTALES

        Los terrenos de Regumiel han sido datados como pertenecientes al Jurásico Superior (I.G.M.E. 82’). Caracterizados como Purbeck, en facies Weald, corresponden a la fase continental de Weald,, que se extiende desde el Jurásico Superior al Cretácico Inferiror. Esas facies presentan sedimentos depositados en ambientes fluviales deltaicos.

        Las capas del afloramiento de Regumiel, así como los estratos superiores e inferiores  a aquél, se componen de areniscas finas con huellas de gotas de lluvia, y bioturbación.

        Atribuimos los sedimentos de arenas y cantos de cuarzo asociados a corrientes fluviales que se dirigían, al menos la corriente principal, hacia la Sierra de Cameros. Algunos ríos que pudieran desarrollarse entonces, sería de largo recorrido, con lo que la separación entre aportes de arenas y arcillas o limos, es más fácil.

        Asociados a las areniscas, encontramos “mud pebbles”, o bolas de barro, sin indicios de carbonatos. Estas figuras indican transporte pequeño, a cortas distancias (zonas de baja velocidad del agua).

        La presencia de troncos fósiles acumulados, delata la existencia de corrientes con remolinos, o de cambios bruscos de velocidad en dicha corriente. También puede suponerse la existencia de meandros en base a la estratificación cruzada presente.

        Los dinosaurios transitaban en estas zonas húmedas y, aparentemente libres de influencia marina, a veces encharcadas y en las que numerosos invertebrados (moluscos y “gusanos”) excavaban sus galerías.

CONCLUSIÓN

        Han aparecido 9 rastros de icnitas de Dinosaurios en terrenos del Jurásico Superior de Regumiel de la Sierra (Burgos), pertenecientes a individuos de la Familia Iguanodontidae (Suborden Ornithopoda) y de la Familia Megalosauridae (Suborden Theropoda).

        Distinguimos 2 afloramientos: ZONA-A, donde aparecen 8 rastros difinidos y 4 icnitas aisladas; ZONA-B, donde se halla un solo rastro de 9 icnitas. En conjunto, el número de icnitas estudiadas es de 45.

        La atribución de la autoría de las  huellas, se basa en la morfología y parámetros de aquellas, así como en la interpretación de los valores que toman las relaciones entre distintos parámetros, en cada rastro. Esas relaciones pueden utilizarse para la identificación del autor de un rastro, como individuo ágil o veloz, o bien torpe y lento.

        Se observa una dominancia absoluta de areniscas finas con cantos de cuarzo asociados. Se han detectado huellas de gotas de lluvia, "burrow", estratificación cruzada y "mud pebbles".

        La reconstrucción paleoambiental habla de la existencia de corrientes fluviales meandriformes y libres de influencias marinas. Junto a la población de dinosaurios, existió una importante comunidad de invertebrados de vida cavícola, que excavaban  sus galerías en el suelo húmedo.
 

COLECTIVO ARQUEOLÓGICO DE SALAS DE LOS INFANTES